Serán el pilar en que las economías se basarán para confrontar
esta y futuras crisis que puedan surgir.
Estamos viviendo tiempos de gran incertidumbre. Hace años que los tiempos para tomar decisiones por parte de las empresas se van acortando. Los gustos y deseos de consumidores cambian con gran rapidez a la vez que lo hace la tecnología. Las empresas llevan décadas adaptándose a estos cambios con rapidez. Sin embargo, este giro inesperado de los acontecimientos en la crisis del Covid19 ha dejado a las empresas sin capacidad de respuesta a corto plazo. Los acontecimientos han ido cambiando día a día retando incluso a los sistemas de apoyo a la decisión más avanzados. Hay un cambio de paradigma a partir de este año y de estos “Días extraños”. Las empresas, a partir de ahora tendrán que ser mucho más flexibles y tener previstos protocolos de respuesta rápida. La clave está en la gestión de la cadena de suministros. Cuando la cadena falla, las pérdidas son, en ocasiones, inasumibles. Lo estamos viviendo en primera persona con los suministros sanitarios. Una estrategia de emergencias protocolizada hubiera previsto tener almacenes intermedios con material sanitario preparados para una logística rápida en caso de catástrofe humanitaria. España nunca se preparó para eso, como otros muchos países, y en la actualidad se está llevando a cabo una estrategia reactiva y no proactiva, lo que hace que el virus vaya por delante de nosotros. Este caso puede ser aplicable al ámbito empresarial en el futuro cercano. La logística es la clave para estar preparados ante futuros escenarios de crisis.
Hay dos factores que inciden en la sostenibilidad. El primero es el desarrollo de nuevas tecnologías, y el segundo es la aplicación efectiva de las mismas unida al cambio en el estilo de vida de los ciudadanos. En las grandes ciudades, las grandes fuentes de contaminación provienen de los combustibles (vehículos y calderas antiguas de calefacción por hidrocarburos principalmente). El fomento, tanto de un transporte público de calidad para colectivos especialmente vulnerables, como del incremento de la eficiencia energética, son ejes fundamentales. Sin embargo, los ciudadanos han de ser conscientes de que los viejos paradigmas de la movilidad han de cambiar. Si hay algo bueno en la crisis del Covid19 es que va a rediseñar nuestra manera de desplazarnos. El teletrabajo, siempre que sea posible, evita desplazamientos innecesarios y, por tanto, emisiones de CO2. El distanciamiento social a que nos veremos sometidos en los próximos meses limitará la demanda de transportes colectivos y quizás nos planteemos, siempre que sea posible, la opción de caminar más. Por otro lado, las economías de proximidad (compra de alimentos o suministros de proveedores cercanos o incluso el crecimiento de huertos urbanos) crecerá fundamentalmente por la incertidumbre creada. Las ciudades tenderán a la sostenibilidad por necesidad.
Existen conceptos urbanísticos como el Passiv Haus que necesariamente habrán de desarrollarse y aplicarse cada vez más. La ingeniería de materiales jugará un papel preponderante al diseñar materiales más ligeros y resistentes a costes cada vez más bajos. Es aquí donde la economía circular irá progresivamente incorporándose en los planes estratégicos de las empresas. Por supuesto, la eficiencia energética tendente hacia la autosuficiencia se desarrollará en la medida en que tendamos a no querer depender de sistemas de producción con baja resiliencia.
Todos estos conceptos son la base de la Industria 4.0 que veremos implementarse con rapidez tras esta crisis.
Las empresas de base química se convertirán a partir de ahora de empresas de importancia estratégica prioritaria. Serán el pilar en que las economías se basarán para confrontar esta y futuras crisis que puedan surgir. Para ser resilientes, evidentemente habrán de tener una política continuada e intensa en I+D+i unida a una capacidad logística de rápida respuesta con una colaboración muy estrecha con proveedores en sistemas cercanos al Lean Management. La gestión de la I+D+i habrá de estar basada en la generación de grandes “bibliotecas de innovaciones” y en la colaboración con otras empresas y entidades de investigación (universidades, CSIC, …) con el fin de fomentar la aplicación de diferentes innovaciones a distintos usos, y todo ello, en plazos cortos. Una cosa que hemos aprendido en esta crisis es el valor del tiempo, especialmente en los ámbitos de la química y la biotecnología.
La falta de planes de contingencia ha creado numerosos mercados especulativos, especialmente en el ámbito sanitario, en los que la fijación de precios por oferta y demanda está por delante de las vidas humanas. Si un virus con una tasa de mortalidad inferior a un 3% (según estratos de edad) ha causado el caos hasta en los mercados financieros ¿qué hubiera ocurrido con tasas de mortalidad y contagio mayores? Evidentemente, nos recuperaremos de esta crisis a un coste que es difícil de calcular en estos momentos. Habrá sectores económicos que saldrán reforzados como el sanitario, biotecnológico, químico y otros sectores que puedan trabajar desde la economía digital. Pero habrá otros que tendrán que incluso que reinventarse como el sector turístico. Preveo en este sector mayores dificultades para grandes empresas turísticas y hoteleras, pero un repunte del turismo rural, en la medida del distanciamiento social que nos será impuesto en esta y en las siguientes oleadas. Otros sectores como el agroalimentario pueden verse también reforzados. La capacidad de adaptación de las diferentes empresas y mercados marcará las pautas a seguir.
Es muy difícil hacer predicciones en este momento. Lógicamente las crisis económicas inciden en el mercado de la construcción muy negativamente. El esfuerzo que tendremos que hacer todos va a ser muy grande para volver a situaciones económicas previas al Covid19.
Mis esfuerzos y los del equipo de investigación están ahora mismo centrados, por un lado, en el proyecto REMESH UE H2020 sobre Resiliencia de la Cadena de Suministro en situaciones de emergencia en la que trabajamos junto a universidades de Alemania, Reino Unido, Irlanda, Suecia, Tailandia, Vietnam y especialmente la Universidad de Wuhan, con quienes estamos en constante contacto.
La otra línea de investigación está centrada en el proyecto Erasmus+ de la UE denominado AGROS en el que trabajamos en la gestión de la innovación y el conocimiento para el desarrollo de la agricultura sostenible junto a nuestros socios de Grecia, Chipre, Serbia, Croacia y Lituania.
Daniel Arias ArandaEconomista, Catedrático de Organización de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada. Es autor de más de cien publicaciones científicas sobre Dirección de la Producción y Dirección de Empresas. Miembro del Consejo Rector de la Agencia de Innovación y Desarrollo (IDEA) de la Junta de Andalucía e investigador del proyecto H2020 de la Unión Europea sobre “Resiliencia de la Cadena de Suministro en situaciones de emergencia” con la Universidad de Wuhan. También es colaborador del Podcast “Días Extraños” de Santiago Camacho con la Sección “Economía Extraña”. |